Ansiedad

 “… Ansiedad de tener tus encantos y en la boca volverte a besar…”

A juzgar por su canción, esta era la ansiedad de Nat King Cole. La ansiedad puede ser de muchos tipos:

  • Preocupación excesiva y constante sobre situaciones cotidianas,
  • episodios recurrentes de miedo intenso,
  • miedos intensos e irracionales hacia objetos o situaciones particulares,
  • miedo abrumador a situaciones sociales o de rendimiento,
  • temor de sentirse humillado o juzgado,
  • pensamientos intrusivos y no deseados,
  • realizar rituales para reducir la ansiedad,
  • revivir situaciones traumáticas muy intensas,
  • ansiedad intensa ante la separación de la pareja u otras personas, etc.

El origen de la ansiedad puede variar de una persona a otra. Se considera que factores biológicos, psicológicos y ambientales intervienen en el desarrollo de ansiedad. Las personas con antecedentes familiares de trastornos de ansiedad tienen más probabilidades de desarrollar ansiedad. Sustancias químicas cerebrales como serotonina, dopamina y GABA, regulan el estado de ánimo, la respuesta al estrés y las emociones. El desequilibrio de estos neurotransmisores está asociado con trastornos de ansiedad. Vivir eventos estresantes o traumáticos puede desencadenar trastornos de ansiedad. Las personas con pensamientos catastróficos o pesimistas tienden a desarrollar ansiedad. El entorno familiar, el estilo de crianza recibida, exigencias culturales de éxito, productividad y perfección, pueden generan mucha presión y aumenta los niveles de ansiedad. Muchas enfermedades médicas, así como el consumo de sustancias adictivas o energizantes, pueden generar o empeorar la ansiedad.

La ansiedad es una sensación de inquietud, preocupación o miedo, ante situaciones percibidas como amenazantes o estresantes. Tener ansiedad es normal y puede motivar para enfrentar desafíos, pero cuando esta es desproporcionada en relación con el riesgo real, excesiva o crónica, interfiere con el bienestar y la realización de actividades diarias, trae sufrimiento. En este caso, hablamos de un trastorno de ansiedad.

No basta con decir “PON DE TU PARTE”, “YA PASARÁ”, “SÍ PUEDES”. En verdad, sí puedes, pero con ayuda profesional. Los psiquiatras y psicólogos nos encargamos de esto. La terapia ayuda, pero muchas veces no es determinante en la recuperación, será necesario usar medicación.

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